sábado, 24 de noviembre de 2012

DIA 11: GOTARRENDURA-MEDINA DEL CAMPO

Sábado, 15 de Septiembre


Cuando me despierto el primer pensamiento que me viene a la cabeza es el siguiente: ¿Cuántos pinchazos me deparará el día?
El bar abría a partir de las diez así que me conformo con tomar las provisiones que me traía de Ávila. Antes de partir me dirijo a depositar las llaves del albergue en un buzón que hay a la entrada del ayuntamiento y, en ese momento, llegan dos bicigrinos que están haciendo el Camino de Levante desde Valencia aunque por el acento sospecho que son más bien gallegos.


 


Me despido de ellos y comienzo mi jornada con un primer objetivo: recorrer los 30 kilómetros que separan Goterrendura de Arévalo sin sufrir ningún percance. En ese momento me parecía todo un reto después de la jornada de ayer (tres pinchazos en 24 kilómetros).
Para facilitar las cosas hay buena carretera, sin apenas desniveles y nada de viento. Y una pequeña novedad: a diferencia de La Mancha aquí los pueblos se suceden cada pocos kilómetros (Hernansancho, Villanueva de Gómez, El Bohodón y Tiñosillos).
Desde esta última población todavía quedan 15 kilómetros hasta Arévalo pero se hacen amenos contemplando el inmenso pinar por el que discurre la carretera. Aunque veo alguna marca de camino prefiero no tomar riesgos y, además, para circular por las pistas sería más idóneo disponer de un vehículo semioruga por la cantidad de arena que hay en ellas.


Pinar entre Tiñosillos y Arévalo


Una vez en Arévalo paro en el primer bar que veo para desayunar como es debido (aunque creo que fui a parar al establecimiento más cutre de la población….)
Una vez llegado al centro de la ciudad localizo una tienda donde comprar cámaras de repuesto. Primer objetivo conseguido.
En la plaza mayor (donde sí había bares “normales”) coincido con el salmantino con el que compartí albergue anoche y al poco tiempo llegan también los valencianos/gallegos. Uno de ellos lleva adherido al maillot una gran cantidad de bolitas de matorral como consecuencia de un revolcón provocado por una de las muchas trampas de arena que tenía el tramo del pinar.





Castillo de Arévalo



A la salida de Arévalo la carretera se dirige a la autovía. Doy media vuelta y consigo orientarme gracias a cruzarme de nuevo con la pareja de bicigrinos, que van por una carreterilla en dirección a Palacios de Goda.
En esta población iba simplemente a comprar un refresco pero  la dueña del bar (una señora brasileña entrada en años) me “planta” un generoso pincho de tortilla y claro, no era cuestión de hacerle un feo a la señora. Así que media hora de charla y….otro refresco.
Desconozco si el pincho llevaba algún ingrediente secreto que pudiera dar “positivo” en un control pero los siguientes kilómetros los recorro pletórico de energía. Hasta parece que se me ha pasado el “trauma” de los pinchazos porque me aventuro a seguir por camino. Abandono la provincia de Ávila y entro en la de Valladolid atravesando el pueblo abandonado de Honquilana, o mejor dicho, lo que queda de él, porque a pesar de despoblarse definitivamente hace treinta años sólo hay ruinas.



Honquilana



Continuo a buen ritmo hasta San Vicente de Palacio y a partir de aquí el camino va en paralelo a la autovía. Faltaban 9 kilómetros para llegar a Medina del Campo cuando vuelvo a tener otra sesión práctica de mecánica básica, o lo que es lo mismo, otro pinchazo.
Un poco antes de las cuatro de la tarde llego a Medina. Tras hinchar la rueda ( voy a incluir en mi curriculum la faceta de testador de manómetros) en la primera gasolinera que veo, cruzo la carretera y aprovecho para comer junto a un paseo mientras contemplo el famoso Castillo de la Mota.




Castillo de La Mota



Poco después llega el salmantino y me comenta que había reservado plaza en el albergue juvenil, que se encuentra muy cerca. Mientra charlamos aparecen en sentido contrario los dos bicigrinos del Camino de Levante. Volvían de centro de la ciudad ya que a uno de ellos no le hacía mucha ilusión alojarse en el Seminario de los Padres Reparadores que era precisamente la referencia que tenía.
Así que una vez hechas las presentaciones nos vamos todos juntos al albergue juvenil. Un edificio enorme sólo para nosotros. Las instalaciones parecen nuevas, aunque el vigilante nos cuenta que pocas semanas antes unos cacos decidieron “renovar” la sala de ordenadores. Pues otro día sin conectarme….
Hay un denominador común en los contados peregrinos y bicigrinos con los que he coincidido en este ruta y es que ninguno es primerizo en el Camino de Santiago.
El salmantino afincado en Madrid está haciendo un viaje combinado. Bicicleta de Madrid a Medina del Campo y desde aquí inicia en compañía de un grupo la Marcha Teresiana hasta Alba de Torres, una peregrinación en la que se conmemora el último viaje de Santa Teresa hasta esta población en la que se encuentra su sepulcro.
En cuanto a los otros dos bicigrinos (César y Alberto) son dos intrépidos gallegos con muchos Caminos de Santiago y otras rutas en sus piernas que luego cuentan en sus respectivos blogs.

Plaza Mayor de Medina del Campo


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