viernes, 31 de diciembre de 2010

6º DIA: NAVARRETE-VILORIA DE RIOJA

Miércoles, 15 de Septiembre
Distancia: 55 km
Salida a las 9,00 y llegada a las 18,00



Esta mañana ha refrescado lo que es una buena noticia después del calor sofocante de los últimos días. Salgo de Navarrete y los primeros kilómetros son por asfalto, lo que me sirve para ir calentado las piernas. La carretera pica ligeramente hacia arriba hasta que poco después se toma una pista que bordea la autovía.
La subida no es tan terrible como pensaba, aunque también ayuda el hacerlo tras dormir siete horas como un bebé y bien desayunado.
Entre Ventosa y el Alto de San Antón veo lo que parece la mochila de un peregrino abandonada. Estaba a punto de parar cuando escucho un "bueeeen caminuuuuuuuu" tras un matorral del que sobresale un brazo en alto que sujeta un rollo de papel higiénico. Un saludo original.....



viñedos en el Alto de San Antón


El camino discurre por un senda arcillosa jalonada por viñedos, que para eso estamos en La Rioja. Luego bajada distraída hasta Nájera sólo estropeada por un fuerte olor a goma quemada y la contemplación de una gran columna de humo resultado de una explosión en una nave del polígono industrial.
Aprovecho para comprar pan, algo de queso y salchichón para el mediodía, pero nada más guardar el avituallamiento en las alforjas me entra hambre. Como no es cuestión de llevarle la contraria al cuerpo procedo a desayunar por segunda vez, afortunadamente, ya que Nájera te despide con una cuesta exigente.
Tras este pequeño sofocón y hasta Azofra tengo una sensación extraña pero al mismo tiempo placentera. EL SILENCIO......... No se oye absolutamente nada. Ni pájaros ni viento. Sólo el ruido de la gravilla pisada por las ruedas de la bicicleta.

"Picota" o Rollo Jurisdiccional
 El calor empieza a hacerse notar y me saca de mi "nirvana" transitorio. Justo a tiempo para que el camino comience a empinarse más y más hasta llegar, con empujing incluído, a la altura de ¿un campo de golf? Tuve que frotarme los ojos para asegurarme que no era un espejismo. Pues sí. Había gente dándole a la pelotita.
Para terminar de rematar el paisaje hay que cruzar una urbanización fantasma, con "bungalofs" adosados a medio hacer y con los acabados adornados con carteles de "se vende". Menudo contraste en tan pocos kilómetros.



Son casi las dos cuando llego a la monumental villa de Santo Domingo de la Calzada y tras atravesar  las callejuelas del centro llego hasta su famosa catedral. Me parece un buen lugar para reponer fuerzas así que me preparo un par de bocatas en una pequeña plaza a la sombra mientras contemplo esta joya arquitectónica. Como sigue haciendo calor me dedico a hacer tiempo recorriendo los alrededores en plan guiri. Mientras deambulo me entra la duda de si hacer noche aquí o proseguir un poco más. Al rato un nubarrón aislado cubre el sol y se suaviza la temperatura, lo que interpreto como una señal para partir.
Retomo el camino en paralelo a la nacional y tras pasar a la altura de la Cruz de los Valientes me dirijo a Grañón. Reconozco que esta población tenía su encanto pero recordé que muchos bicigrinos hablaban maravillas de un albergue que se encuentra en Viloria de Rioja, y se encuentra sólo ocho kilómetros más adelante. Eso sí. La entrada en Castilla y León me recibió con unas cuantas cuestas que me hicieron recordar mi particular via crucis por tierras navarras. Por cierto, que tras coronar una de estas rampas, con los pulmones bien abiertos, me llegó un fuerte "aroma" a purines. !Qué bonito es el campo!
Otro pequeño inconveniente de estos últimos kilómetros fue que había que cruzar un par de veces la N-120, que parecía más bien un circuito de carreras para camiones.
Por fin llego a Viloria y encuentro el albergue, mejor dicho, el "refugio de peregrinos de Acacio y Orietta".
Es un caserón ubicado en una esquina, justo a la derecha del camino. La recepción ya fue de por sí peculiar. Acostumbrado a sacar la cartera nada más llegar, Acacio me dice que primero me duche, que me relaje y que más tarde ya arreglaríamos cuentas.
El albergue es sencillo y muy acogedor. Tras la reparadora ducha y "fichar", me explican que en el pueblo no hay ningún bar, y que proporcionan cena y desayuno por la voluntad, y que no hace falta que ponga el despertador ya que la puerta del refugio no se abre hasta las siete y media de la mañana. Decidídamente esto es el paraíso. 
Esa noche concidimos un jubilado alemán, una señora inglesa, una chavala italiana muy jovencita, otro bicigrino y el que suscribe. Una vez sentados a la mesa cada uno de nosotros debía presentarse y explicar los motivos por el que hacíamos el Camino. La cena preparada por Orietta es abundante y la velada transcurre en varios idiomas. Solamente por esa noche ya me ha merecido la pena venir al camino y más cuando ya soy consciente de que no tengo días suficientes para llegar a Santiago.



No hay comentarios:

Publicar un comentario