Martes, 8 de Septiembre
Cuando viajas se te inocula muy
rápido el virus del nomadismo. Estar en movimiento se convierte en una
droga y llevo ya un día de mono.
He aceptado, a regañadientes, que se me ha acabado el vagabundeo por este año pero me pido una
dosis más antes de guardar las alforjas.
Última visita a la enfermería y a
preparar el petate. Me alegra verme otra vez disfrazado aunque no sé cómo se va
a comportar la pierna. Hasta ahora me molesta más en reposo que en movimiento
pero pronto saldré de dudas. Un familiar
se ha ofrecido a ir a rescatar al tronao que
se va en bici solo. Le he detallado el recorrido a seguir y hemos quedado en
encontrarnos a partir de Albacete.
Con más pena que dolor emprendo
la última etapa del viaje de esta temporada. La vía de escape está clara.
Recorrer la Hoz del Júcar dirección Jorquera. Un bonito e inesperado regalo de
despedida. Treinta kilómetros remontando el río por una carretera vecinal donde
no me he cruzado con más tres coches. Terreno ondulado con lógica
tendencia a subir pero muy suave. La
única preocupación es evitar las piedras que se han desprendido como consecuencia
de las últimas lluvias. Cuando paso por alguna pequeña aldea, con sus típicas
casas cueva, y noto la presencia de algún perro inconscientemente tiendo a
encoger la pierna. Mira que si también me traigo de recuerdo un trauma…
Abandonando la Hoz del Jucar (Alcozarejos) |
Salgo de la hoz a la altura de
Alcozarejos tras un kilómetro de subida y tomo la CM-3218 hasta Valdeganga.
Para acceder a este último pueblo hay que abandonar el cauce del río con otro
kilómetro y pico que de ganga no tiene nada. Es cerca de mediodía y el sol
empieza a picar. No encuentro ningún bar durante el callejeo así que continuo
por la misma carretera autonómica. A los pocos metros veo señalización para
bicicletas a mi izquierda. La paso de largo pero poco después encuentro otro
acceso. Me asomo y, para mi sorpresa es un carril-bici. Para ser justos es una carretera exclusiva
para bicicletas. Qué nivelazo y qué envidia sana. Ya quisiera en mi tierra algo
así.
A los pocos kilómetros se cruza
por un paso subterráneo la carretera y el mega carril-bici continúa por la
derecha en dirección a Albacete. Llego a Tinajeros y a la salida encuentro un
restaurante con señalización de zona de descanso para ciclistas. Menudo
paraíso. Buen sitio para hacer la última comida caminera. Me fijo que desde
este punto sale otro camino con señalización de Via Verde.
Mientras comía he escuchado
comentarios sobre lo mucho que llovió anoche también aquí, por lo que descarto
explorar esta vía. Además, me han confirmado que el carril-bici llega hasta
Albacete. Pues no hay nada más que hablar.
Carril bici hacia Albacete |
Ya estoy a Albacete. Cruzo la
autovía y las vías del tren por un paso elevado que no recuerdo de la anterior
vez. Paso junto a un parque y le pregunto a un hombre que pasea con dos galgos
por dónde se va hacia Chinchilla, donde finalmente he quedado con el “equipo de
rescate”. Al momento se acerca un chaval por detrás y me indica dónde está el
Paseo de la Cuba, que bordea de norte a sur la ciudad. Había recorrido más de un kilómetro por el
paseo cuando paso por delante de un hotel que sí recordaba pero no me cuadra su
ubicación. Pregunto a una señora y me confirma que voy en sentido contrario,
vamos, que voy hacia Madrid…… Venga. Media vuelta y regreso por donde había
venido. Llego hasta el parque y me fijo en la cantidad de coches desguazados
que hay alrededor. Ahora caigo en la cuenta. Estoy en el barrio “residencial”
con el que me topé hacia tres años viniendo precisamente de Chinchilla. He
desembocado más al sur de lo que pensaba. Vuelvo a cruzar las vías del tren y
en una rotonda está señalizada la vía de servicio “Casas Coloradas”. Pues ya lo
tengo claro. Por aquí llegué la otra vez, paralelo a las vías. Atravieso el
núcleo de viviendas lo más rápido que puedo no vaya a escaparse de su parcela
alguno de los perros que me “saludan” y me lleve otro recuerdo a casa.
Chinchilla de Montearagón |
Durante quince kilómetros el
camino de tierra sigue el trazado de las vías. Paro bajo un puente para tomar
la última merienda caminera. Esto se acaba. Antes de llegar a Chinchilla, a la
altura de un polígono industrial, el equipo de rescate me pilla in fraganti. Tiene guasa la cosa. Hoy me ha salido la etapa
más larga y ni me he acordado de la herida. Durante una fracción de segundo se
me pasa por la cabeza decirles que gracias por la visita pero que continúo y acto seguido me imagino que me hacen un trabajito en la otra pierna con
apariencia de accidente. Mejor me callo, ja,ja,ja. Como dijo el general aquél
de la pipa, volveré………………..
Últimas pedaladas..... |
No hay comentarios:
Publicar un comentario