Viernes, 4 de Septiembre
Los teléfonos inteligentes son un
misterio para mí. Con un cacharro más antiguo el despertador se activaba con el
teléfono apagado y, en cambio, con el actual cachivache modelno, tan listo como debería de ser, pues no arranca. Las casi
cinco horas de gimnasia de ayer hacen el milagro que duerma plácidamente y abra
un ojo a las ocho. Nada grave. Estoy de vacaciones y no me espera nadie. El
ritual mañanero, desayuno incluído, me lleva una hora larga.
La única dificultad digna de
destacar es subir el Alto de la Torreta a la salida de Elda. Poco más de un
kilómetro. Distancia suficiente para acabar empapado de sudor y resoplando. Me
justifico diciéndome a mí mismo que estoy todavía en fase de rodaje. Cuando
corono observo que está nublado. Por mí perfecto. El sol para los guiris que
ayer ya recibí ración doble de rayos solares.
A la salida de Sax me cruzo con
otro ciclista. Empezó en Burgos y está terminando el Camino del Cid. Nos
deseamos buen camino y por una tranquila carreterilla me dirijo hacia la
Colonia de Santa Eulalia. Al igual que hace tres años me quedo un rato sentado
frente a la ermita, hipnotizado por el silencio que rodea este conjunto de
edificios en ruinas que hace más de un siglo tuvieron su pequeño momento de
esplendor.
Los siguientes ocho kilómetros
son los primeros que recorro por camino y he de reconocer que lo encuentro
mucho mejor señalizado. El mejor momento del día: buenas pistas para rodar,
temperatura agradable y sin tener que preocuparme del tráfico.
Llegando a Villena |
En Villena se están preparando
para el inicio de sus fiestas patronales y está todo el centro cortado al
tráfico, así puedo cruzar de punta a punta la ciudad con toda tranquilidad. A
la salida paro en una pequeña tienda, hago unas compras e improviso un picnic
en una parque a espaldas de la plaza de toros. Eso que tengo adelantado.
Termino el almuerzo y las nubes empiezan a disiparse. Veo
señalización en una pista asfaltada paralela a la autovía pero prefiero tomar
la carretera hacia Caudete. Todo llano y largas rectas. La combinación perfecta
para que los coches te pasen a toda pastilla. Sigo sin tener conciencia de
estar en el Camino y mis piernas tampoco encuentran el ritmo adecuado. O muy
suelto o demasiado atrancado. Nada preocupante que no se arregle con el paso de
los días. Supero el panel que indica el
cambio de provincia y de comunidad y ya veo a lo lejos, hacia
mi izquierda, en alto, lo que debe de ser Caudete . Otro pueblo que no
se inundará………
Dejando atrás la "terreta" |
Se deja la carretera a la altura
del Santuario de la Virgen de Gracia y se toma, a la izquierda, el bonito paseo
del mismo nombre por el que se ascienden poco a poco hasta el casco urbano.
Aquí también están de preparativos festeros. Sigo subiendo por el pueblo hasta
que pierdo la señalización. Como si estuviera en una megaurbe me pongo a consultar en el teléfono el “Maps” y
logro llegar a la Plaza de Santa Ana, donde se encuentra el albergue de
peregrinos. Es un poco pronto para pensar en parar y bajo todo lo subido por la
calle Las Eras y localizo la calle San Jaime
que es por donde continua el camino.
Entrando a Caudete |
Son las dos y media y empieza a
apretar el sol. Decido parar a tomarme un café y el bicivago que llevo dentro se pone a pensar: 25 kilómetros sin nada
entre medias, buscar alojamiento en una población grande un viernes y,
además, alguien debe de haberse dejado la puerta abierta en Almansa a juzgar
por la dirección en la que sopla el viento. Pues me parece que me voy a quedar.
Dado el paseíto dominguero que me he dado me da un poco de vergüenza pedir
acogida peregrina pero en el bar me animan a que lo haga. Llamo al teléfono de
contacto y me atiende Chimo, presidente de la Asociación de Caudete. A los diez
minutos me abre el albergue, me explica
dónde está todo y estamos un buen rato de charla.
El albergue está junto a la
ermita de Santa Ana. Una vivienda de dos plantas: bajo se encuentra el salón,
la cocina y el baño, y en la planta superior las literas con capacidad para
diez plazas. Todo un lujo para mí solo por cinco euros. Me hace gracia,
leyendo el libro de visitas, el comentario de un peregrino que no le pone la
nota máxima (¿????) por cierto defecto en el plato de ducha. Pues haberte ido a un hotel…… ¡Con
la de refugios “espesos” que hay por los caminos del apóstol!
Albergue de peregrinos junto a la ermita |
Aunque aparqué la bici antes de
lo previsto todavía hago algo de piernas ya que el albergue está en lo alto del
pueblo. Un primer paseo para comprar provisiones para mañana y un segundo para
cenar. Cuando regreso prácticamente me ha bajado la cena…. Me duermo con banda
sonora de fondo. Hay concierto de inicio de fiestas.
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