miércoles, 31 de diciembre de 2014

CINCO DIAS POR LA COSTA DE LA MUERTE


DIA 11: LA CORUÑA-MALPICA DE BERGANTIÑOS
Domingo, 14 de Septiembre



He de reconocer que el día de descanso me vino de perlas. No tanto por el aspecto físico (tampoco es que me haya esforzado mucho a excepción de la etapa de La Robla) sino por lo anímico, factor tan importante como el otro. Y hoy estoy impaciente por empezar el día. A las seis ya me he caído de la cama y a las siete ya tengo instaladas las alforjas en el transportín. Pero como dice el dicho, no por mucho madrugar amanece más temprano y a esa hora todavía es noche cerrada. Por estos pagos no empieza a clarear hasta las ocho.  Me quedo a la entrada del hotel haciendo tiempo mientras observo la procesión de veinteañeros que van de retiro.
Salgo de La Coruña por la Avenida Finisterre, y cómo no, con los dos primeros kilómetros en subida. A las ocho y media llego a Pastoriza y busco el hotel donde se han alojado los amiguetes. Está un poco escondido pero bien señalizado. Ahí veo a Jean Baptiste reparando un pinchazo. Ha pasado casi un año desde que nos vimos por última vez pero nos saludamos como si fuera ayer.



Una vez reencontrados toca enterarme de cuál es la ruta a seguir. Jean Baptiste me comenta que sigue un básico mapa de carreteras, buscando las poblaciones costeras y todo por asfalto. No hay problema. Ya me lo he planteado como unas vacaciones dentro de las vacaciones. Ellos marcan el ritmo, las paradas y cuándo finaliza la etapa.
Hoy toca etapa típicamente gallega: perfil rompepiernas y chubascos ocasionales. Pasado Arteixo nos desvíamos por una carreterilla hacia la costa, dirección Caion.





Nada más divisar el mar nuestra ruta concide con una romería , la de la Virgen de los Milagros. Los miembros de la organización nos confunden con romeros y nos obsequian a cada uno con una botella de agua y una manzana.










Un bonito recorrido hasta llegar a la altura de Caion, donde nos encontramos como muchísima gente a ambos lados de la carretera y a algunos empiezan a animarnos. Por un momento parecemos ciclistas en una etapa del Tour.
Tras nuestro efímero momento de gloria perdemos de vista el mar y nos adentramos hasta Carballedo. Nos dirigimos hacia el pueblo guiados por un irresistible olor de carne a la brasa. Localizamos el restaurante que emite tan delicioso aroma pero está todo reservado,  por lo que toca consolarnos en un bar con unas tapas de callos que a esas horas nos sabe también a gloria.
Retomada la marcha la orografía nos da una tregua y llegamos prácticamente llaneando hasta Malpica de Bergantiños, donde los amigos franceses dan por finalizada le etapa.







DIA 12: MALPICA DE BERGANTIÑOS-PONTE DO PORTO
Ayer finalizamos la etapa con unos relajantes últimos kilómetros en descenso por lo que esta mañana hay que quemar el desayuno para abandonar el pueblo. Jornada  en la que solo hay que destacar  un pasacalles de gaiteiros en Ponteceso y una opípara comida en las afueras de Laxe.








Jean Baptiste se encuentra hoy bastante fatigado y al llegar a Ponte do Porto propone parar en el primer alojamiento que encuentre. Me comenta que desde que empezaron hace ya más de dos semanas en Irún ha perdido diez kilos. Me parece una decisión prudente. Consulto en el teléfono y encuentro una pensión a un kilómetro en dirección a Camariñas. Tras llamar varias veces a la puerta abre una señora con cierta desconfianza. Pensaba que éramos unos italianos que habían reservado. La saco del error y se disculpa diciéndome que sólo nos puede ofrecer unas habitaciones, adaptadas para minusválidos,  anexas al edificio ya que tiene la pensión completa.
Pues las habitaciones anexas resultan ser dos apartamentos contiguos con unas camas y cuarto de baño propios de una suite de hotel. Vamos. Que ni a cosa  hecha. Ducha, lavado de ropa y  siestorro.  Esa noche, dado la lejanía del pueblo, optamos por hacer compra en un supermercado y organizarnos una cena- picnic casera. No sería la mejor cena pero la compañía es inmejorable.





DIA 13: PONTE DO PORTO-FISTERRA
Ya tengo experiencia en que una buena habitación no equivale a un mejor descanso. El motivo de la noche movidita fue un grupo de mosquitos que decidieron organizar un simposium en mis aposentos. Hasta las tres de la mañana no conseguí completar la caza de los “congresistas”….
A pesar de dormir poco y de las donaciones forzosas de sangre, me levanto con ganas de empezar la jornada cuanto antes. Este año me ilusionaba llegar a Finisterre y hoy es el día.
Avanzamos rápido y la única renuncia es no visitar Muxia. Henri tiene compromisos en su país y las fechas se le echan encima. Bueno. Ya tengo excusa para volver por estos lares. Y como ya he comentado, es su viaje.  Recorrido por buena  carretera, descenso desde Cee hasta Corcubión, y desde esta última población un par de subidas graciosas hasta llegar a Fisterra, que nos recibe con una ventolera considerable.
Jarra de cerveza y un par de raciones de mejillones para celebrar nuestra llegada. Pregunto a un policía por un albergue y me recomienda el “Ara Solis”. Buenas instalaciones y mejor trato por parte del encargado. Decidimos instalarnos primero y luego subir hasta el faro sin equipaje. Mejor así porque la ascensión nos coincidió con lluvia y muchísimo viento. Lo curioso es que una vez alcanzado el famoso mojón del kilómetro cero el viento cesó. Lo cierto es que el lugar merece le pena. 










DIA 14: FISTERRA-MUROS
Desde la Antigüedad se habla de la tierra, el fuego, el aire y el agua como los cuatro elementos de la Naturaleza. Hasta la fecha en mis viajes tenía asegurada la tierra, por motivos obvios, y el fuego, dada las fechas en las que vagabundeo.
La previsión meteorológica daba para hoy viento del suroeste y el hecho de que viajemos en dirección sur nos garantizó un intensa experiencia del “elemento aire” en sus versiones frontal y de costado durante toda la jornada, a añadir el habitual rompepiernas de la orografía gallega.
Aquella tarde, paseando por el puerto de Muros pude observar in situ un caso práctico de borrasca que entra por el Atlántico. Kilómetros y más kilómetros de nubes adentrándose hacia el interior. Mañana promete ser un día divertido.












DIA 15: MUROS-SANTIAGO DE COMPOSTELA

Anoche me acosté con el tintineo de las gotas de lluvia golpeando el techo de uralita que cubre el patio interior del edificio. Como sigue siendo tradición, la última noche en el camino me cuesta conciliar el sueño y quedo en un estado de duermevela que me permite escuchar la lluvia constante con sus distintas cadencias. Pienso que mejor que descarguen las nubes durante la noche y así mañana tener un día apacible.
Al despertar ya no llueve aunque al bajar al bar a desayunar el propietario está maldiciendo en gallego al encontrarse la cocina inundada. Por lo visto el agua se ha filtrado por la tubería que extrae los humos. Pues parece que sí ha llovido.
Cuando salimos al exterior el cielo está encapotado y negro. Creo que hoy tenemos todas las papeletas para mojarnos. Y así fue. Iniciamos la marcha sobre las ocho y a los cinco minutos empezó a llover….y ya  no paró en todo el día. Una lluvia constante que cada quince o veinte minutos arreciaba dándome la impresión de que alguien me estaba vertiendo una regadera a traición.
Poco antes de llegar a Noia  pierdo el contacto con mis compañeros. Necesito parar para abrigarme porque me estoy enfriando. Quedamos en vernos más adelante.  Dispongo de un cortavientos hidrófugo pero….. no impermeable,  por lo que acabo totalmente empapado.  Previsor que es uno.  Entro en un bar para tomar algo caliente y de paso almorzar. Me apoyo en la barra y a los pocos minutos me siento como un ectoplasma al observar el charco que he dejado a mí alrededor. Me disculpo ante el camarero por la “escampá” y prosigo la marcha.
Al  poco tiempo me desvío hacia el interior, dirección Santiago. De los únicos pueblos que recuerdo desde este punto está el de San Xusto, al que se llega después de una interminable subida. Cada pocos kilómetros me veo obligado a refugiarme en las marquesinas de las paradas de autobús hasta que en la enésima parada, trascurridos unos minutos,  miro hacia abajo y veo que el agua me llega hasta los tobillos y no me había dado cuenta.  Estoy tan empapado que ya no nota la diferencia, ja,ja,ja.








Llegados a este punto decido que no merece la pena seguir protegiéndose de lo inevitable. Todavía hago una parada más para tomar un café y me dan noticias de mis compañeros, que también  han recalado allí hace un rato. Me dirijo al aseo y no me explico cómo puedo eliminar tanto líquido tras haber ingerido tan poca agua. Aunque pensándolo bien hoy la hidratación está siendo por vía cutánea. Para rematar la visita veo que he dejado el baño todo perdido de agua. Espero que la propietaria lo entienda porque servidor apuntó en la dirección debida. Bueno. Un empujón más y ya estoy a la entrada de Santiago. Al ser no el acceso habitual de los peregrinos tengo que ir preguntando a los viandantes para encontrar el casco histórico. Al llegar a la plaza del Obradoiro me refugio en los soportales que hay frente a la catedral. Tengo las manos arrugadas como pasas pero satisfecho de haber llegado a pesar de las inclemencias del tiempo. Por cierto, que el apóstol tiene la “oficina” en  obras….









Los amiguetes me han reservado una cama en el apartamento donde suelen alojarse así que ese trabajo que me ahorro. La ducha suele ser un placer tras finalizar la etapa pero hoy, sin que sirva de precedente, la tomo con el entusiasmo justo. Después de 66 kilómetros bajo la lluvia lo último que me apetecía era ponerme a remojo.
Tras el aseo y mandar a lavar la ropa, todavía tengo que gestionar la repatriación de la bici y buscar un lugar donde imprimir la tarjeta de embarque para la vuelta de mañana, por lo que no tengo tiempo de ir a recoger la Compostela. Nada grave. Lo importante son las vivencias de estos catorce días y no llevarte a casa un trozo de papel.

Una buena cena de despedida , último paseo por la catedral con la música de fondo de la tuna y a la cama, que mañana toca madrugar para el viaje de vuelta. Ahora a pensar en la ruta del año próximo.

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